El Alma desenfocada esta dedicado a todos aquellos amores imposibles e irreales que creamos en nuestras mentes y que tienen la virtud de hacernos creer que aún seguimos vivas.
"La fotografía no siempre ha de estar enfocada porque el alma a veces no lo esta". Bernard Plossu
¿Qué miras? ¿Acaso no recuerdas cuando eras joven y todo era juegos y risas?
¿No recuerdas cuando el amor era siempre la promesa de una ilusión?
Dabamos un paseo y me cogiste la mano. A veces, cogerse la mano es un acto más íntimo que hacer el amor.
Yo hubiera sido tu Geisha, habría hecho la ceremonia del té con las lágrimas que vertiste en el pasado. Habría curado tus heridas aunque lo nuestro no fuese real.
Te busqué en todas partes: Viajé en coche, viajé en tren, viajé al Norte.
Te busqué trás los cristales mojados en la tormenta.
Me asomaba a las ventanas de aquél edificio desvencijado y no hallaba rastro de ti.
Decidí salir del portal y comenzar a caminar.
Di vueltas y vueltas como una niña loca subida a un tiovivo. Mi cabeza eran sólo círculos y más circuíos.
Te buscaba en la noche como una perra hambrienta. Hambrienta de tus besos, esos que nunca me diste.
Esperé en la parada de tu autobús.
Grite tu nombre escondida tras una pancarta en una multitud.
Reflejé mi miedo a no verte más en cada escaparate.
No olvidaba que tu y yo paseamos cogidas de la mano ¿recuerdas?
Podría derramarme en una alcantarilla y aún recordaría la caricia de tu pecho.
Te busqué en fiestas paganas y ritos religiosos.
Caminé entre conocidos y aguanté las embestidas de sus lenguas.
A veces, me sentaba en las terrazas esperando sin esperanza verte pasar.
Así cerré más de un bar.
Me dijiste que te irías con cualquiera que no fuese yo. Cumpliste tu promesa.
Ahora hace tiempo que camino sola y no te busco entre la gente, pero...
